Menopausia precoz
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La menopausia precoz, o insuficiencia ovárica primaria, consiste en el cese de la función ovárica durante la edad fértil antes de los 40 años de edad. Para una mujer joven puede ser una situación muy traumática, ya que conlleva la pérdida de su capacidad reproductiva. Puede llevar incluso a tener sentimientos “negativos” con respecto a su propia imagen corporal y la percepción de su feminidad.
Los ovarios sufren un proceso de “envejecimiento” progresivo desde que nacemos, de tal manera que cuentan con un número limitado de folículos (y por tanto de ovocitos), ya predeterminados desde el primer trimestre de gestación de la propia mujer en el vientre materno, y que en condiciones normales permiten mantener la función ovárica hasta cerca de los 50 años.
- Escasez folicular: el ovario dispone de una reserva “escasa” de folículos, y por tanto, se presupone de ovocitos.
- Los folículos se “gastan” de forma más rápida a lo normal.
- Falta de respuesta del ovario a los estímulos hormonales del cerebro.
- Toxinas que afecten a la reserva folicular (por ejemplo, tratamientos quimio/radioterápicos, cirugías agresivas sobre el ovario.)
En cuanto a la sintomatología que nos lleva a sospechar un fallo ovárico precoz, el más común de todos es la aparición de reglas irregulares y de periodos sin regla (amenorrea). Así mismo, pueden aparecer otros síntomas acompañantes: sofocos, sudoración nocturna, insomnio, irritabilidad, tendencia al llanto, tristeza, falta de concentración, dolores articulares, sequedad vaginal, pérdidas de orina ocasionales, disminución de la lívido, dolor durante las relaciones sexuales (dispareunia). Todos ellos síntomas más típicos de la menopausia (retirada de la menstruación de forma establecida).
Existe también un riesgo de osteoporosis y de enfermedades cardiovasculares comúnmente asociados a la menopausia y a edades más avanzadas, por lo que su prevención es muy importante. Hay factores externos que pueden favorecer la aparición del fallo ovárico prematuro, como contaminantes ambientales y, uno de los más habituales, el tabaco. Los hidrocarburos del humo del tabaco (más que la nicotina en sí), pueden resultar tóxicos para la reserva folicular. Por tanto, el tabaco se asocia también con peores resultados reproductivos.