Vitrificación de óvulos

Está comprobado científicamente que toda mujer tiene predefinido un número de óvulos desde su nacimiento de forma genética. Cuando la mujer alcanza la edad de 35 años, únicamente le quedan un 10% de esa cantidad predeterminada, y esta proporción además la ocupan los ovocitos con menores capacidades. Esto se debe a que la naturaleza inicia con la activación de los mejores con el inicio de la pubertad, dejando progresivamente los de menor calidad para los últimos años fértiles.

Afortunadamente, las técnicas de reproducción asistida no solo han avanzado para ayudar a pacientes con problemas de fertilidad. También han progresado a favor de la prevención y preservación.

Evitar el agotamiento de los óvulos es posible si se congelan cuando se está en una edad adecuada. Permitirá a la futura madre realizar su proyecto de crear una familia con sus propios óvulos cuando ella considere apropiado, sin la necesidad de una ovodonante por ver agotada su reserva ovárica.

Sin las presiones del reloj biológico, o las relacionadas con su situación personal, profesional o cualquier valoración particular. Será libre de ser mamá cuando estime oportuno.

¿Por qué es importante no retrasar la decisión de congelar los óvulos (ovocitos)?

A la disminución natural del número de óvulos a medida que la edad avanza, hay que añadir la disminución de la calidad, lo que se traduce en que la posibilidad de embarazo disminuye y aumenta el riesgo real de aborto y problemas en los niños que llegan a término.
En datos estadísticos, a partir de los 30 años, la fertilidad de la mujer baja por debajo del 20%, con 35 años, esa probabilidad llega al 15%, y con 40 años ya está por debajo del 8%.

Con estas evidencias tan rotundas, el hecho de plantearse una congelación de óvulos antes de que pierdan la fertilidad es una óptima alternativa. La vitrificación permite congelar en un laboratorio los óvulos, donde mantendrán la calidad y las características de la edad que tienen al ser congelados.

Además su reserva ovárica no se verá dañada: Únicamente se estimularán los folículos ovocitarios que coinciden en el mes del tratamiento.

¿En qué consiste el proceso de preservación de óvulos?

La vitrificación de los ovocitos se realiza por biólogos y ginecólogos expertos en la reproducción asistida. Es un proceso muy habitual que no entraña riesgos para tu salud.

En las primeras consultas te explicaremos en qué consistirá el proceso y se realizarán análisis para comprobar el estado real de la fertilidad de los óvulos, realizando diferentes pruebas para conocer tu reserva ovárica y tus capacidades fértiles. Es muy importante que conozcas en cada momento cómo se va a proceder, por lo que el equipo médico que te atenderá te hará sentir cómoda y responderá a todas tus inquietudes.
Posteriormente, se comenzará con el tratamiento que está formado por tres pasos. Primero se procede a estimular los ovarios, una vez realizado, se extraen y, por último, se congelan mediante una técnica que optimiza su supervivencia denominada vitrificación.

• La estimulación ovárica tiene una duración de varios días. Consiste en favorecer el desarrollo del mayor número posible de folículos ováricos de ese ciclo: Dónde la naturaleza selecciona únicamente 1 de los muchos que están previstos, mediante un tratamiento hormonal seguro y controlado, conseguiremos que en lugar de ese único ovocito, obtengamos un mayor número.
• Para ello deberás asistir alrededor de 3/4 visitas ginecológicas para controlar ecográficamente su desarrollo y adaptar la pauta farmacológica para optimizar el resultado.
• Una vez hayan conseguido una maduración óptima, procederemos a su extracción.
• Se realiza bajo sedación, para evitarte molestias. Es un procedimiento rápido que se realiza en un sala quirúrgica por motivos de seguridad y asepsia. Una vez finalizado, deberás mantener reposo, por ello descansarás al menos 1 hora en nuestras cómodas habitaciones individuales. Cuando te encuentres recuperada de la anestesia podrás regresar a tu vida normal.
• Una vez son extraídos los ovocitos (óvulos), los biólogos reproductivos proceden a su crioconservación: La vitrificación es una técnica de congelación celular que consiste en el tratamiento de los óvulos con sustancias crioprotectoras y nitrógeno líquido, que se encuentra a -196 ºC. Este proceso permite mantener todas las cualidades que tenían en el momento de su conservación. Sus características se mantendrán durante décadas mientras se conserven crioconservados.

Ha llegado el momento de utilizar mis óvulos congelados ¿Qué tengo que hacer?

Cuando consideres que ha llegado el momento de ser madre, tan solo debes recurrir a los óvulos que has tenido crioconservados.

Tras su descongelación, se les realizará una fecundación in vitro con el semen de tu pareja o semen de donante anónimo si quieres ser madre en solitario.

Una vez generados los embriones fruto de la fecundación y su incubación durante varios días, se procede a su transferencia al útero materno.

La gestación, parto y lactancia se desarrollará de la misma manera que en un ciclo natural.

Qué debes saber sobre la congelación de óvulos ¡Información importante!

• Actualmente, la tasa de supervivencia de los ovocitos en el momento de la descongelación es superior al 90%. Por lo que la mayoría sobreviven al proceso.
• La transferencia de los embriones ya fecundados se puede realizar durante un ciclo natural sin la necesidad de realizar nuevas dosis farmacológicas. Esto significa que la vitrificación se convierte en un proceso muy interesante para mujeres que deseen ser madres en el futuro ya que su transferencia se ha simplificado mucho.
• No existe fecha de «caducidad»: se puede realizar en el momento que se desee y sus características se mantendrán intactas independientemente del tiempo que hayan estado crioconservados.
• El proceso se puede realizar a cualquier edad, si bien es cierto, que los mejores resultados se están obteniendo con ovarios de mujeres con edades inferiores a los 30 años. La única recomendación es que no se congelen después de los 40 años, ya que la calidad no es la adecuada para garantizar el éxito de la vitrificación y la supervivencia tras la posterior descongelación de los óvulos.

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